El filme tiene un comienzo inusual: la muerte de su protagonista. Joe Gardner (Jamie Foxx) es un hombre afroamericano de mediana edad, profesor de música de una escuela secundaria, donde padece la falta de talento de sus alumnos. Siempre quiso ser músico y tocar en una banda de jazz. Y se le presenta la gran oportunidad de sumarse como pianista de Dorothea Williams (Angela Basset), una prestigiosa saxofonista que toca en uno de los mejores clubes de jazz de Nueva York. Como la vida está hecha de decisiones, él deberá elegir entre su trabajo estable de profesor o realizar su sueño. Es aquí donde un accidente lo deja internado en un hospital, mientras que su alma va a ese Gran Antes.
Por una confusión, se convierte en el mentor del alma 22 (Tina Fey) a quien debe preparar para ir a la Tierra, aunque ésta no tenga ninguna ilusión ni esperanza de comenzar una vida humana. A partir de aquí veremos dos escenarios: uno más real que es la ciudad y otro más abstracto cuando están en el plano de las almas perdidas.
Realmente sólo el maravilloso equipo de Pixar podría haberle puesto forma y color a una idea metafísica, inanimada como lo son las almas. Las presenta llenas de brillo, pureza y, a su vez, adorables para el público. Calidad y corazón pueden ser dos palabras que definen a esta película.
Mención especial para la música. El jazz ha estado ligado al mundo de la animación desde los años 30 con Betty Boop y en el presente lo sigue estando. Jon Batiste ha sido el encargado de escribir la partitura jazzística e inclusive recrear los sonidos de una ciudad caótica como Nueva York, mientras que Trent Reznor y Atticus Ross (de Nine Inch Nails, ganadores del Oscar a la Mejor Banda Sonora por la película The social network en 2011) le pusieron el sonido de el antes y el después de la vida.
Los niños disfrutarán, pero aún más los adultos que imaginarán sus almas de un modo sensible y luminoso. Temas como la muerte (Pixar ya lo había tratado en Coco, 2017) no nos generarán miedo y ese onírico mundo de las almas antes de venir a la Tierra, tampoco nos resultará ajeno o distante.
