Es el festival más grande y loco del planeta. Y dicen que, tal vez por su cercanía con Las Vegas y parafraseando el lema de la opulenta ciudad, “Lo que pasa en Burning Man, queda en Burning Man”.
Sin señal de wifi, pero sobre todo conectados con uno mismo y con la celebración de la vida y de la fiesta, los participantes no comparten fotos de lo que ocurre en Black Rock City, la ciudad que se construye por unos días en el desierto de Nevada, hasta que no se fueron de ella. Y cuando se van, tienen que dejar todo como estaba. O más limpio aún. Ese es es uno de los principios de este festival anual que se realiza desde 1986, y del que participan unas 70.000 personas. Una semana de arte, música, baile y expresión “radical” en uno de los festivales más increíbles del planeta.
